El 16 de noviembre de 1519 fue fundada la Villa de San Cristóbal de La Habana Su nombre nace de la fusión del nombre del santo escogido para bautizarla y del nombre por el cual se le conoció en sus primeros asentamientos, ya que el nombre Habana proviene de un poderoso cacique de la zona llamado Habaguanex. Esta hipótesis está considerada la más veraz y más lógica sobre el origen del vocablo que da nombre a nuestra capital, porque existen otras como que este proviene de una corrupción de la palabra haitiana “sabana”, la extensión de tierra como la conocemos, y otra tesis plantea que viene de haven o gaven que significa puerto o fondeadero.

La verdad absoluta sobre la razón para su nominación está perdida en el tiempo y la Villa de San Cristóbal de La Habana continua siendo hoy una hermosa ciudad a las puertas del Caribe cargada de una historia inigualable entre sus palacios, mansiones coloniales, plazas, calles adoquinadas, iglesias, antiguas fortalezas y viejos muros.

Callejón de Hamel


En el centro de la Habana se encuentra el barrio de Cayo Hueso, uno de los más populares de la ciudad, muy visitado gracias al famoso Callejón de Hamel, donde las casas en su totalidad están decoradas con murales artísticos y donde se encuentra el primer mural en la vía pública dedicado a la cultura afrocubana.

La singularidad de este sitio comenzó en 1990, cuando Salvador González Escalona (pintor, escultor y muralista cubano) se detuvo frente a la deteriorada fachada de la casa de un amigo y decidió comenzar a cambiarle el rostro al barrio.

Poco a poco fue pintando imágenes que cubrían toda la altura y el ancho de cada casa, los edificios y hasta los tanques de agua, que de manera que parecen imbricados en un continuo de figuras que remiten a las religiones afrocubanas.

Es conocido que el objetivo principal del Callejón de Hamel es brindar arte creador al pueblo, revitalizando esta callejuela olvidada por el tiempo y por la ciudad, convirtiéndola en una verdadera Galería de Arte, donde el propio barrio forma parte indisoluble de una creación única en su género, en el país y en el mundo.

Hay predominio de los colores vivos como el rojo, y las formas de estilo cubista, surrealista y expresionista. En el Callejón sorprende todo, las pinturas de los edificios de vecinos de hasta 4 plantas, con las paredes multicolores, los bancos para sentarse fabricados con materiales en desuso que se reciclan y otros elementos muy originales e irrepetibles.

A Salvador no le asusta que lo cataloguen de kitsch y sueña con extender la obra por todo el barrio hasta convertir a Cayo Hueso en un templo de la cultura negra rica por su variedad y colorido.

El Callejón debe su nombre a uno de sus primeros pobladores, el señor Fernando Belleau Hamel, un norteamericano de origen franco-alemán sumado a la historia de Cuba cuando el barrio puso su nombre al Callejón, debido a su generosidad con los vecinos y con los trabajadores de su negocio.

Desde su fundación como sitio cultural, en el Callejón de Hamel se han realizado espectáculos y actuaciones con importantes agrupaciones y figuras destacadas como: Merceditas Valdés, Celeste Mendoza, Yoruba Andabo, Clave y Guaguancó y muchas otras.

Para nadie es una novedad que en Cuba bailan hasta las piedras. Quien desee disfrutar del baile espontáneo, masivo y callejero que tanto nos gusta, puede llegar al Callejón de Hamel un domingo por la tarde, donde se dan cita varios centenares de habaneros. Para llegar nos sirve de guía el rumor de una ensordecedora percusión o melodiosas canciones, entonces descubrimos una especie de fiesta a cielo abierto llena de espectadores y donde todo el mundo baila. Todo se vuelve resonar de tambores, movimientos sensuales de los cuerpos y sin importar la edad, los presentes disfrutan a la vez que amplían su horizonte cultural.
El Callejón de Hamel, es una callejuela estrecha entre las calles Aramburu y Hospital, muy cerca de la Iglesia del Carmen, no lejos del Hotel Nacional y del malecón. Es también este singular sitio la cuna del movimiento musical cubano llamado filin.

El Callejón de Hamel es algo más que baile y murales, es un proyecto de arte en la comunidad, donde los más pequeños del barrio se inician en el arte pictórico y los de la tercera edad disfrutan de la música de su época con la interpretación de sones, boleros, danzones.
En una de las coloridas paredes Salvador plasmó un poema, dedicado a nuestra raíz africana, que nadie olvida luego de detenerse a leerlo:
"Y vinieron con cantos que nadie conocía.
Cruzaron el mar con peces de madera.

Trajeron un secreto cubierto de sangre y tierra.
Cantaron, lloraron, plantaron…"

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